25 de agosto de 2013

Cumpleaños de Marta - 6 de julio 2013


1 de junio de 2013 - Día en la sierra

De las fotos no publicadas del pasado mes de junio encontré este sábado 1 de junio donde nos reunimos con los Fernández Yubero para un asado y tarde de campo primaveral en la sierra.











7 de julio 2013 - Cumple de Marta!

En la búsqueda de recuerdos imborrables y no editados en este blog, me topé con el cumpleaños de Marta. Lo celebramos con los habituales de esta época del año. Los Pekos, Jesús, Mercedes y los niños,  y nosotros 4. Por la mañana, fuimos con Oliver a comprar un vestido (ver fotos de abajo)
y unos complementos elegidos por Oliver.



Rosas para la cumpleañera.




26 de junio de 2013 - cambio de look

Almudena lleva a Oliver a la peluquería de Txetxu; donde con gran maestría (y excelente materia prima) dio forma al nuevo look de Oliver. Guaperas!



vacaciones 2013






En la mina de hierro

Visita a la mina de hierro abandonada y reconvertida en atractivo turístico de la zona.






cosas del verano que aún no acaba


Oliver haciendo una función de títeres en la casa de Peñíscola. Durante varias semanas, Camila persiguió a todo ser vivo susceptible de ser obligado a realizar funciones de marionetas y les animó a esforzarse en ello..


Camila hace un raro; Oliver al fondo y también el toyota, para que recuerden este coche que les acompañó los primeros años de sus vidas.


Oliver y Camila descansan en las reposeras del patio trasero de la casita. Ese patio de piedras al fondo era intransitable y en general la casa una cagada de mono bien maquillada. Con todo y los vecinos que parecían vivir con nosotros; pasamos una semana muy buena porque estábamos juntos otra vez.


Marta flota sobre el agua como dotada de una liviandad y peso específico similar al polipropileno expandido. No estamos en el mar muerto ni en la laguna de Melicué; antes que ello flota sobre una tabla de surf en el mar mediterráneo. Que no está nada mal.


Guaperas con sonrisa de tiburón.


Oliver y Marta se fueron a ver los fuegos artificiales de la playa de peñíscola. Yo los vi por la ventana y saqué esta foto para recordarlo.


Oliver black & white




lagrimas de cocodrilo, sonrisa de mona; y otras locuras del parque acuático


Esa preciosa bebé casi niña parcialmente devorada por los mosquitos y de ojos en llamas es Camila. Su hermano se había tomado todo el actimel y estaba desolada. Tres segundos después, cuando le propuse olvidarlo todo con un helado sonreía feroz. Mi tigresa.



Aquí ya toman ese helado de la paz; al fondo, las delirantes caídas del aquapark; donde Oliver me obligó a acompañarlo hacia las más violentas aventuras que pueda uno imaginarse relacionadas con el agua. La peor, una de tubos entrelazados que te hacen caer por una asfixiante oscuridad durante 50 metros para dar de espaldas con violencia contra el fondo de una piscina que, afortunadamente, alguien había mandado a acolchar como si fuera la piscina de un loco. Que de hecho, lo era. Ver salir a Marta luego (a quien animé deciéndole que era una experiencia inolvidable..) y pegarse un culo-espaldazo a 50 km/h valió la pena. Yo tuve que pasar por ese aro durante otras tres ocasiones y creedme, aún sueño con ello. Con volver, digo. Me quedé con las ganas de probar ese tobogán rosa del fondo que arrancaba aullidos de terror a los que caían. Camila, se quedó muy impresionada con los dos cubos gigantes; el azul y rojo que se ven en la foto. Cada tanto, esos cubos dejaban caer unos dos mil litros de agua sobre quien tuviera las ganas de ponerse debajo. La piscina de olas, el rincón del pirata, en fin, la clase de sitios que deberían ser obligatorios.

los helados de la paz y los elefantes de cartón piedra. Bueno, o de lo que sean.

El pirata y el loro

Aquí va Oliver con su djembe o djembé; cualquiera de las dos palabras son protestadas por el corrector automático del blogger y a mi la verdad es que me da igual. Se compró ese tambor en el mercadillo de Peñíscola; y lo tocó sin fatiga por varias semanas sin que ello no derivara en algunos reclamos airados o protestas. Pero es un artista y a los artistas hay que dejarlos crear.



que lindo es el verano, pero al sol se le va la mano


 Mami probándose un sombrero en los mercadillos de Peñíscola

Excusas y cuentos; pero regreso

Antes que nada, debería disculparme por la más larga ausencia jamás registrada en este blog. Comenzaría con justificaciones y vaguedades, pero no lo haré. Digamos que una suma de problemas técnicos, una ausencia larga de mi casa por motivos laborales y otra similar por motivos vacacionales estiraron innecesariamente la actualización de este blog y no, afortunadamente, por ello se detuvieron as actividades registrables de estos cántaros de vida que damos en llamar hijos y sí; estoy siendo irónico y lo que quiera porque son mis palabras y las uso como salen.

También podría tratar de remontarme en el tiempo y colocar entradas correspondientes a diversos momentos de la vida de estos niños desde el mes de (sacre bleu!) mayo; cuando se registró la última entrada. Paso. E iré por partes hasta que las quejas de Marta o las disputas semiterritoriales de Camila hacia su vecino neutral hagan imposible la coordinación mental mínima para seguir un relato creíble.

Empezaré por Oliver, porque es la parte más difícil de relatar. Acabó sus clases el 22 de junio; con unas notas excelentes y sólo buenas palabras de profesoras y cuidadoras. Nada que no supiera yo; que le conozco mejor. Y ese mismo día pasó a buscarle por la puerta del colegio su amada madrina Almudena y se fueron directamente a su casa a pasar varias noches. De allí, pasó a casa de sus abuelos en Madrid, alternando una semana entre la casa de los primos y los mencionados padres de su madre. El 7 de julio, volvió brevemente a la casa familiar para el festejo del cumpleaños de su madre. Luego de ello, se fué a Tarragona con los Pekos y no volví a verlo hasta el día 27 de julio, cuando llegué en tren a Peñíscola para comenzar las vacaciones.

Y ahora las fotos.


Oliver; Ella y Eva en un barco en Sitges. Luego, si las encuentro, mostraré algunas fotos de la estancia de Oliver en Sitges, en casa de su tía Mariló o con su prima Ella en Mas Mestre

 Y aquí juntos! Paseando por el casco antiguo de Peñíscola; aquí al borde de una muralla con Camila que parece que está por caer y no salir en la foto.

Como claramente se lee en la entrada que sostengo en el puño cerrado que impacta en la mandíbula de Oliver, estábamos visitando el famoso castillo de Peñíscola. Donde el Papa Luna venía a pasar los veranos, cosa que no le discuto porque en aquellos tiempos no había tantos guiris ni tiendas ni peña borracha o perros ladrando sin parar en tu ventana; porque para eso estaban los guardias Suizos o los mercenarios que se llevaran por entonces. Vale, es que en el chalet que alquilamos había varios vecinos con perros que me hicieron replantearme mi relación con los cánidos.









En esta serie anterior aparezco en muchas fotos; cosa inhabitual y por ello las pongo todas.



Oliver conoce al hombre invisible. En particular, al marinero invisible con chanclas; y dudo que le echara una moneda. Camila en clara actitud prudente, observa desde una distancia de seguridad.