26 de agosto de 2006

VACACIONES EN CANTABRIA

Tras la partida de la familia Stringaro, continuamos las vacaciones decidiendo escapar del calor con rumbo norte, hacia las tierras altas de Cantabria.
Con la ayuda de internet localizamos alojamiento en un pueblito pegado a Potes, la capital turística de los picos de Europa.

En el desfiladero de la Hermida, tras curvas y precipicios llegamos a un pueblito en la orilla de un río truchero donde nos metimos un menú entre las costillas y la columna vertebral, no sin antes posar los tres frente a un monumento a la trucha que aparece cortado en la imágen merced a la impericia de una turista que más que sacar fotos, las arrancaba...

Aqui vemos a marta y Oliver posando en una de las estrechas callejuelas de Potes. cabe mencionar que las extremadas pendientes del pueblo sumadas al empedrado irregular de su suelo nos obligaron a traquetear el carro del niño malamente, hasta un punto de ponerse malo y opinar mal del alcalde y sus ediles...
Aquí, frente al hotel donde nos alojamos, Oliver manipulaba una caja de galletitas chiquilín, mientras Marta intenta quitársela para devorarlas...

FOTOS DE VERANO



20 de agosto de 2006

LOS STRINGAROS EN ESPAÑA


Tras varias semanas de inacción en este sector virtual de la vida de Oliver, he retomado esta misma tarde la decisión de seguir adelante con los sucesos desde julio en adelante, porque de seguir sin colgar nada, terminará Oliver haciendo sus propias anotaciones.
No exigiré a la prosa más que su sola existencia y no corregiré mis textos por el inmenso trabajo que costará esta actualización.
A principios de julio llegaron los Stringaros, compuesto en un grupo de dos humanos mayores y dos niños distribuídos por nombres en Luz y Vittorio.
Esos días fueron los más calurosos del verano, y nos arrastramos más que pasear hasta tarragona donde pasamos cuatro días de sana y sudante diversión.
Oliver hizo muy buenas migas con luz, quien le cantaba y enseñaba juegos que probablemente lo marquen para siempre. Esto último, lo puse por hacer conversación, ya que todo redactor que se precie de tal debe someter a sus textos a frases sin sentido que sólo tienen el objetivo de llenar espacio, como es esta misma.
Por cierto, esto me recuerda que debo llamar a la correntina para que me pase su receta de los chipás. Otra frase al parecer sin sentido, pero con un gran futuro en mi estómago.