16 de noviembre de 2011

Cosas de inteligentes...


No ocultaré jamás que como editor de este blog soy, además, un ferviente admirador de Bob Esponja. Su aporte al enriquecimiento del vocabulario infantil (y de no tanto) es innegable. Así, cuando hago alguna tontería o moner-ídem, Oliver me mira y suelta: patético. ¿Porqué un niño de 5 años usa la palabra patético? Hacerlo tras verme bailar, también es una de sus aplicaciones habituales y acertadas...
Por otra parte, los mensajes de clara incitación a la impertinencia pueden edificar pequeños monstruitos en las cámaras internas de nuestros pequeños.  Y entonces pasan ese capítulo llamado: Patricio inteligente,  donde el famoso y atontado amigo del espongiario amarillo llamado Bob se cae desde un acantilado y se le reconecta el cerebro volviéndose tremendamente inteligente y petulante. Deja de jugar y toma una actitud altiva y algo despreciativa hacia los mortales no tan dotados de inteligencia. Esta introducción es necesaria porque luego Oliver comienza a experimentar extraños cambios al salir de clases que me tenían preocupado. Salía serio, con la mirada como perdida en un horizonte imaginario y yo le preguntaba que le pasaba (pensaba en algún conflicto escolar) y el que nada. Hasta que un día por sí mismo me dijo: ¿sabes porque salgo serio cuando vengo de la escuela? No, le dije; y me gustaría saberlo.
Pues porque me hago el inteligente, como Patricio en ese capítulo.
Desde entonces tiene especial predilección por un jersey de cuello redondo que por alguna razón peregrina llama "su jersey de inteligente" ; luego, claro están los zapatos de inteligente y su abrigo de inteligente... 
Resuelto el misterio de la actitud "Patrick Star" respecto a la pose de inteligir, me despido de esta innecesariamente larga entrada dejando dos primeros planos de caras de patricio conectado versión Oliver Merlin; y una cena en casa de Claudia Varona y sus padres; una de estas noches en que nos presentamos con Chiki y entre los tres -Alvaro incluido- realizamos una laboriosa pero estimulante actividad manual en una persiana del dormitorio del más pequeño del clan burgalés. Morcilla mediante y otras apetencias. Los niños, todos amigos de aventuras pasadas y por pasar, les debo a Claudia, la anfitriona que sólo luce melena y desenfocada en otra toma del mismo carrete digital. Dicho esto, y sin editar el txto me voy a buscar a Oliver en su clase de piano. Llevaré la cámara de fotos y traeré material. 



5 comentarios:

Anónimo dijo...

todos muy guapos

Anónimo dijo...

Me encanta cómo escribe Victor.
Se que no soy objetiva pero tiene un estilo que es SOLO SUYO. Y eso es lo que importa.
beso de amor a mi amor

Anónimo dijo...

asi que oliver es ahora un muchacho inteligente......bueno saberlo
(Firma: Sinin)

Anónimo dijo...

asi que oliver es ahora un muchacho inteligente......bueno saberlo
(Firma: Sinin)

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.