Densas nubes de cuervos y grajos oscurecían el cielo mientras los árboles desnudos ofrecían tantas ramas como sitios para descansar. Si uno es un pájaro, claro...
No tomamos estos grises y negros como presagio de lluvias; algún agradecible momento de llovizna, y ningún momento fallido por exceso de humedad. Un honroso empate entre los campistas y el tiempo. (2-2)
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