16 de diciembre de 2009

Pasta con albóndigas


foto: encontrada en la red

Acabo de regresar de la escuela de Oliver. Fuí a buscarlo pero se negó a venir. Su sólido e irrebatible argumento fue el siguiente: me quiero quedar a comer en la escuela porque huele muy bien. En casa, yo le había preparado salsa de tomate casera (con tomates de verdad) guisantes, champignones y salchichas de pollo. Pasta, y fresas con nata. Pero en la escuela hacían pasta con albóndigas para 600 niños, y el olor no pudo competir con mi propuesta en igualdad de condiciones. Se impuso el olor y allí se quedó (sin que sirva de precedente aclaró la secretaria) hasta que le vaya a buscar su amada madrina a las cuatro y media.



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