Tras someter el lácteo interior estomacal de Camila a múltiples movimientos de gasificación por medio de manipulaciones infantiles, decidí rescatar a la niña de las manos ávidas que los pandilleros de la expedición estiraban hacia ella para seguir jugando a caballitos y el jinete bebé.
En mi cabeza, me dije, estará a salvo de los rapaces y su pago ingrato fue un vómito de leche y babas como se aprecia en la foto. Teo, horrorizado y provisto de una sombrero anti vómitos, mira la escena que mi dedo corazón señala desde el margen inferior de la toma. Es verdad que corrí a casa y que me iba desnudando por la escalera mientras me acercaba a la ducha gritando: apartad, apartad, vengo vomitado!
Esta preciosa foto de plano corto y fondo borroso gulpiyuriano es obra de Chiqui, como muchas de las mejores tomas que encontrarán en estas entradas y las siguientes. Gracias por esta y por la que sigue, ya que no tenemos muchas fotos de pareja con Marta.
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