23 de junio de 2011
Teo y las cintas
Tras escalar ausente a la mirada de mi cámara, Teo procedió a colgarse las cintas de seguridad en los pasantes del cinturón de sus pantalones. Luego, se fue hacia las rejas que protegen el césped que vemos al fondo, y se aseguró a los hierros de tal manera que acabó atrapado y hube de liberarlo para que pudiera recuperar el libre albedrío de la movilidad. Finalmente, y ya ajeno a nuestro soft control, acabó colgándose de las cintas a las cadenas de un columpio, con consecuencias al parecer no físicamente comprometidas pero si notables en las costuras del pantalón. Luego, y en una inadmisible fiebre colectiva, todos los niños se ataban a palos o postes y yo, sinceramente, les hubiera dejado allí hasta mañana a los tres. Lo cierto es que no hubo casi conflictos y cuando los hubo, el nivel de hematocrito fluvial continuó en niveles bajos; queriendo significar esto, que la sangre no llegó a ningún río.
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