Hoy por la mañana llevamos a Camila a realizarse la llamada prueba del talón. Una forma vaga de aludir al uso de esa parte del cuerpo sin dejar transparentar la verdadera acción dolorosa que implica. El enfermero le hizo varios pinchazos en dicho sitio para sorpresa y dolor de la niña; quien apenas sangraba y por tanto, tuvieron que exprimirle el pie hasta que las necesarias gotas de sangre empaparon la superficie de un papel secante. En fin, llegamos con dolor, seguimos con dolor y nos vamos con dolor... y luego se sorprende la gente que haya personas que se llaman dolores. (no me llames dolores, llámame Camila)
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