Corta & pega...

El sábado pasado fue un día agitado para Oliver. Por la mañana fuimos un rato a un parque; y tirándose de cabeza por un tobogán, acabó dando con la cabeza contra el suelo mientras otro niño le aterrizaba encima. De ese lance, salió con un golpe en la frente, donde le quedó marcado el suelo por un buen rato. Mas tarde, ya en casa y jugando con su amiga Claudia, se resbaló y acabó dando con la frente contra el filo de una banqueta que le dejó ese corte que luce en la foto. La herida no sangró mucho, pero quedó algo abierta así que o le hacíamos poner un punto o dos; o como mínimo le tendríamos que haber aplicado una tirita de aproximación para que no le quede una cicatriz muy ancha. La tercera opción, aunque más heterodoxa, era pegarle los bordes con superglue. Eso hicimos. En cuanto se quedó dormido, le desinfectamos la herida con agua oxigenada y betadine y finalmente, dos gotas de pegamento instantáneo, un par de minutos juntando los bordes y voilà! Esta foto, fué tomada a la mañana siguiente al levantarse; doce horas después del golpe. Como se ve, quedó una rayita roja de sangre endurecida con pegamento, y tiene aspecto de llevar varios días de curación.
Ahora, a tres días del golpe, está muchísimo mejor y nunca, desde que la pegamos, volvió a sangrar o supurar. Lo que la gotita pega, nada nnada lo despega...
Y si creen que estoy loco, o que no le pegarían jamás una herida a sus hijos con superglue, les aconsejo leer este enlace de una publicación médica donde verán que no sólo es una gran solución sino que además, como dicen, todos los días se puede aprender algo nuevo...