Ayer aprovechamos al máximo la suave cobertura blanca que quedó tras la noche de nevada. Asaltamos la casa de unos vecinos que tienen un trineo y nos lanzamos calle abajo resbalando por placas de hielo y nieve pisoteada que daban el mínimo sustento necesario para arrastrar al joven Merlin. En el prado frente a casa (normalmente tapizado de mierdas de perro) hicimos varias bajadas de velocidad, sin que se produjeran mayores novedades que estas fotos que lo documentan.
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