Muy recomendable el paseo en lancha entre las cuevas y rocas de la costa del fin del mundo portugués. Recomendación especial de Chiki; y con la excelente conducción de Pedro quien pasaba entre las afiladas piedras como un gato entre las espinas de un cacto. El agua helada, las playas maravillosas, el sol inclemente como una araña.
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