De la misma manera que cuando éramos pequeños las tiendas y cabañas nos atraían como las sirenas a los navegantes helenos; Camila y Oliver disfrutaron como enanos en zancos las dos jornadas de cabaña con sus gatos; el paseo a ver las gallinas (Camila se iba sola a verlas, con un breve: me voy a ver mis gallinitas) y todo lo que puede dar de sí una estructura de madera de 20 metros cuadrados.
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