En uno de los paseos organizados para que los jóvenes de la familia disfruten con la naturaleza y nosotros con su cansancio físico; nos aventuramos al zoo de cangas de onís; donde Oliver & Ada participaron activamente del espectáculo con animales; ya alimentando rapaces, ya siendo chupeteados y lamidos por los lobos polares quienes lejos de quererse comer a los niños, parecía muy dispuestos a besarlos y dejarse acariciar como cachorros. Yo aproveché para acariciarles también y la verdad es que me hubiera llevado un par de ellos conmigo porque son unos animales muy simpáticos.
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