Como muchos sabrán y pocas madres ocultan; a las mujeres les gusta vestir a sus hijas pequeñas como si fueran muñecas de la misma manera que los hombres crecidos queremos jugar a la pelota o con la consola. Quien huela machismo en estas afirmaciones estará oliendo mal; lo cierto es que se trata de sacar al niño (o niña) interior y por eso acaban ocurriendo estas cosas. Jugando a las muñecas con camila, Marta la transformó en una bebita amish. Muy querida por sus padres, todo sea dicho.
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