Como a la mayoría de los bebés humanos y a la totalidad de las nutrias, a Camila le gusta la hora del baño. Aunque nunca tuve una nutria, las he visto muchas veces en la televisión y parecen disfrutar con igual alegría del líquido elemento; ya cogiendo un pez y volviéndole pescado o, en el caso de camila, simplemente estando echada en el agua y pataleando salpicaduras. Por último, y sin querer desmerecer a Camila, muchas nutrias sirven para elaborar abrigos y pasacuellos; mientras que la niña sólo sirve para quererla.
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