Para Oliver y para mí la nieve significa más o menos lo mismo. Para él, porque es un niño y no hace falta aclarar más; para mí porque vengo de un sitio donde la única nieve que veías es la que se juntaba en el congelador de tu casa, cuando la heladera iba mal. Ayer volvimos de la escuela pisando la nieve virgen, y tirándonos bolas. Una muy breve diversión, porque seguramente mañana sólo nos quedará el recuerdo.
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