Esta mañana Oliver se levantó y se encontró una caja gigante donde estaba su prometido y largamente esperado cuerpo humano. Un esqueleto de niño a tamaño real (es más alto que Oliver) con sus órganos internos y sus huesos. Fueron dos horas de montaje y luego otro par de horas de dibujos esqueléticos y de distintas partes del cuerpo. Tendría que haberlo filmado, su emoción, su alegría era tan grande que parecía que le hubiéramos regalado una pista de coches eléctrica, o algo realmente muy potente para un niño. Bueno, para Oliver, el cuerpo humano es uno de sus principales objetos de investigación y juego. Le encanta ver sus libros del cuerpo humano y los videos de érase una vez el ídem; en fin, y yo puedo usar para algo los abundantes conocimientos anatómicos obtenidos en mis estudios de medicina. Más de 1500 páginas de Rouvière y un 7 en el exámen final de dicha materia me acreditan como su primer profesor de anatomía normal humana...
En la foto, posa con un dibujo y su esqueleto (aún no le dió nombre definitivo); la cara de estarse cagando es porque ahora cuando le pido que pose, hace caras de loco. (le tendré cansado de tanta foto)
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