La verdad es que el euskera es para mi tan trasparente como una mesada de mármol negro. Hay palabras, empero, que dejan ver su naturaleza. En las fiestas de Bilbao, todas las zonas infantiles tenían nombres como éste. Aquí Oliver saliendo de un laberinto de redes; allí botando en un hinchableak; o haciendo el indio en plan no salvaje.
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