15 de marzo de 2009
PIÑATA CONMEMORATIVA
Aunque podría ponerme en medio de una larga reflexión sobre las obsesiones infantiles, por suerte, no lo haré. Sí en cambio hablaré de una de Oliver, cuyo fin esperado causó celebración y júbilo entre sus progenitores y allegados.
Se trata del sitio elegido para defecar por el niño, a quien pudimos -no sin desmayo- reconducir hacia el lugar ideal para las defecaciones que es sin duda alguna, el inodoro, taza, o wc, según sea la preferencia.
No es que Oliver tuviera la extravagancia de cagar en la terraza, en los sillones o dentro de una alacena. Nada más lejos de la realidad. Simplemente quería seguir haciéndolo en los pañales, a pesar de haberlos abandonado para cualquier otro propósito hace un año atrás. ¿Que razones esgrimía para seguir manteniendo ese estatus quo infantil? Muchas y todas ellas desnudas de todo sentido o reflexión, pero como suele ocurrir con los niños, un día equis deciden probar la opción be, y descubren que no es tan peligroso cagar como cualquier otro humano, y lo hacen...
La piñata fue para festejar el adios definitivo al pañal, al menos hasta su vejez que espero no ver pero si imaginar llena de gloria y paz.
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