8 de enero de 2009
La pandilla cumpleañil...
La verdad es que este cumpleaños oliveriano fué un gran momento con jota de jolgorio. No hubo baile ni confeti, ni se abusó innecesariamente del mata-suegras o el cornetín, pero igual se dió rienda suelta a los primitivos instintos de comer, corretear, jugar, pelearse, reconciliarse, llorar, tranquilizarse, desordenar, causar daños menores en la moqueta, o disputar repetidamente por la posesión de determinado enser o juguete. Lo normal, en un plácido ambiente serenamente controlado por carlos, el mayor de los niños presentes y el primero desde la derecha en esta foto. No hubo contusos, ni se produjeros vómitos o heces descontroladas. Un niño cagó en el inodoro, y probablemente hayan algunos mocos pegados en nuevos y viejos emplazamientos. Reservas para un largo invierno, amigos míos...
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