25 de diciembre de 2007

LA CIUDAD ENCANTADA Y OTROS CUENTISMOS CONQUENSES

VIAJE A CUENCA
Para empezar, diré que toda mi vida crei que las casas colgantes de Cuenca eran un espectáculo insólito e imperdible que casi todo mortal que viviera en un radio de 236 km., debería conocer. De hecho, aunque suelo recopilar información de los sitios que vamos a visitar, en esta ocasión no lo hice y dejé a mi asombro campar en la ignorancia hasta que dichas casas colgaron ante mí...

Dichas tres casas... TRES. No digo un escasa docena de casitas alegremente colgadas de un paredón; me refiero a tres indignantes casitas asomadas a un precipicio mortal, sí, pero también cutre. No porque le falte belleza, sino por faltarle mérito a tanta colgadez de casas y tanto cuento, que a vuelo pronto les digo que en Salobreña también hay tres casas "colgadas" y quizas cuatro, y que al fonfo tienen como paisaje las pedregosas y bellas playas del mediterráneo granadino.

Y luego la ciudad encantada... Esta bien. Precioso sitio natural a tres euros el paseo con verdaderas demostraciones del capricho idiota del tiempo y la erosión. Bonitas piedras en una tarde insólitamente templada y otro cuentismo conquense. Que ciudad encantada? Cual es el concepto conquense de ciudad? Por suerte, no había allí ni casas ni avenidas, sólo piedras curiosamente talladas por los "elementos";
y caminos bien cuidados que llevaban a mas conjuntos de piedras cuyos nombres tampoco aludían a cuestiones urbanas... "puente romano"; "cara del hombre"; "los barcos"; etc.

Cargué sobre mi lomo a Oliver y nos internamos entre la espesura pétrea hasta que no pude más, luego abandoné la familia e investigué por algunos minutos el resto del camino hasta que los gritos de la manada me apresuraron a la reunión. Un par de hambreados turistas nos retrataron a los tres y nos fuimos a Madrid felices aunque preguntándonos cosas sobre la vida y el arte de convertir en leyenda a tres casitas asomaditas en una pared...
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