Domingos

Ayer fuimos a comer el famoso pollo de la Peka; con sus tomates horneados y demás abundancias en delicias que Oliver ingirió con la avidez de la hora y porque se lo había hecho la Peka. La presencia siempre motivante de los primos aceleró sus movimientos peristálticos lo que resultó en dos operaciones de cambio de pañales y hedor oh hedor...

Mientras el peko sesteaba en la parte delantera de la casa, el resto de los humanos nos hacinábamos por distintas razones en la última de las habitaciones. La peka & jesús en el ordenador; Oliver, Leyre y la guitarra; Marta y Carlos jugando a los cuentos y yo leyendo el periódico. Durante casi una hora hubo acordes y desacuerdos con la bendita guitarra. Oliver un acorde; leyre en desacuerdo y le aparta; Oliver rodea la guitarra hasta llegar a otra zona de rasgado, y vuelta a empezar. Una cuerda termino rota sin que ello provocara lesiones oculares incompatibles con la visión; o lesiones permanentes en ninguno de los presentes. Alguien fumó por la ventana y luego, según recuerdo, se escondió el sol.