SIESTA CON MOSQUITERO
Fuimos los tres más la abuela argentina, que está hace unos días en España para conocerle. En esos días, el protagonista de este blog dió importantes pasos en su aprendizaje como ser móvil, diferenciándose así de la mayoría de los vegetales que, aunque están vivos, no se mueven gran cosa. En fin, su gateo se hizo coordinado y diferente a ese arrastrarse sobre su vientre que tenía como único método de autogestión del movimiento. Desde entonces, no es raro verlo aparecer por alguna puerta cuando sale en sus recorridas de búsqueda e intercepción de sus padres.
En la foto, duerme una siesta al amparo de un mosquitero que lo separaba de innumerables moscas mediterráneas de las que se meten en la nariz cuando la gente duerme.
Nota: Cualquier parecido con un angel es mera coincidencia; el niño es genéticamente agnóstico.
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