Me agrada ver que el Papi ya ha aceptado el lugar al que la vida nos condena como pago a las maravillas de la paternidad: mirar desde afuera un romance eterno entre madre e hijo -diga lo que diga el viejo Freud y su larga lista de acólitos-. Con la hidalguía que ha caracterizado siempre a Victor, se limita a buscar la buena escena y compartirla, soportando sin quejas y con hombría su nuevo estado de "ah, estabas por aquí"...
3 comentarios:
Me agrada ver que el Papi ya ha aceptado el lugar al que la vida nos condena como pago a las maravillas de la paternidad: mirar desde afuera un romance eterno entre madre e hijo -diga lo que diga el viejo Freud y su larga lista de acólitos-. Con la hidalguía que ha caracterizado siempre a Victor, se limita a buscar la buena escena y compartirla, soportando sin quejas y con hombría su nuevo estado de "ah, estabas por aquí"...
¡¡Ummm!! Por aquí huele bien, debo de estar cerca de la central lechera...
la termura total existe y siempre existirá mientras haya personas como marta y oliver
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