EN EL RASTRO
Este último domingo nos fuimos con Oliver al mercadillo del rastro, en el barrio de la Latina. El principal objetivo era dar con el grupo de percusionistas espontáneos que allí se suelen reunir a tocar sus tambores. No estaban...Al parecer, la policía municipal los ha dispersado ya por la amable persuación; ya por medio de amenazas y golpes. pero lo cierto es que no estaban. En su lugar, en cambio, si pudimos dar con algunos artistas callejeros que ofrecían su música a cambio de sonrisas o dinero; siendo este último, el que generaba lo primero en ellos....
aquí lo vemos embelesado mirando a los músicos de jazz
Oliver, quien domina ya ciertos trámites sencillos, también aportó su moneda a la cultura.